El amor por un niño es llevarlo de la mano para que se adueñe con sus experiencias del conocimiento y lo haga suyo.
Un niño que juega con tierra, con insectos, con plantas, al hacerlo, se va haciendo participe de su entorno, de su medio ambiente y se concientiza de su capacidad de mejorar al mundo.
Nuestros alumnos han realizado sin saberlo un proyecto nacido de ellos, y para ellos, lo genial es que todo comenzó como un juego de recreo donde jugaban a encontrar insectos.
Su motivación era cuidarlos y que no los lastimaran, decían: “Vamos a hacerle casitas a los insectos.”
Hoy con el apoyo incondicional de los papás el proyecto BICHO ha tenido una evolución inmensurable.
Este proyecto no dejará que los niños lleguen limpios a casa, ensuciará el uniforme y talvez destruya tenis y zapatos, pero nuestros niños saldrán con una sonrisa fenomenal.
No todo está terminado, falta mucho por hacer, pero con el entusiasmo, el cariño y las ganas que se tienen este proyecto busca trascender y cambiar la vida de manera positiva de nuestros ALUMNOS DEL PROYECTO BICHO.